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Éste respondió:

—Pues de pura casualidad estaba yo en el monte Guilboa, y vi a Saúl apoyándose en su lanza y a los carros de combate y la caballería enemiga a punto de alcanzarlo. En ese momento él miró hacia atrás, y al verme me llamó. Yo me puse a sus órdenes. Luego me preguntó quién era yo, y yo le respondí que era amalecita.

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